Pese a que le mentía y le decía que estaba de acuerdo, que las fotos eran hermosas, en verdad en esas fotos ella nunca vio nada destacable. No era que las fotos le parecieran malas, era que simplemente solo unas líneas sobresaliendo, como interponiéndose a un horizonte generalmente sobrecogedor, era todo lo que se alcanzaba a ver de ella en esas fotos. Tan chiquita se veía, que al comienzo llegó a pensar que era alguna clase de burla de parte de él; quien se hacía tan lejos para capturar la imagen con solo su lente de corto rango, que en el resultado final, a veces no se adivinaba siquiera dónde terminaba el torso y comenzaban las piernas de ella; lo cual, dicho así de paso, puede sonar menor, pero no sería tal si conocieras sus piernas. Sin dudas un ejemplo claro de lo difícil que era siquiera identificarla en las fotos que él le tomaba. Pero precisamente esa imagen, o esa ausencia de imagen, era según él, la vista que él más amaba de ella. Era como una alquimia, a través de la cual l